Punto

   He entendido que todo en la vida tiene un final. Todas las cosas cambian, todo fluye a través del tiempo guiado por el azar. El colegio, el instituto, los abuelos, antiguos amigos, amores... todos quedaron atrás. Pienso que mi vida es como una carretera por la que circulan cada vez menos coches, la mayoría se desviaron antes de tiempo, antes de estar preparado para engancharse a mi caravana. Otros tuvieron accidentes y quedaron estancados e inmóviles. De todos ellos he aprendido algo bueno, hasta de mis peores enemigos, lo cuales en cierto modo admiro por no doblegarse. He hecho daño a tantas personas y me han hecho tanto daño a mi... pero en este mundo hay demasiadas cosas que nos hacen sangrar y yo solo soy un simple e imperfecto humano. Pienso en todos los que me acompañan por esta carretera y verdaderamente son muy pocos los que me animan a continuar sin pedir nada a cambio. Dependo de ellos y si miro al negro futuro, se que un día ya no estarán o nada será igual, para bien o para mal, mis padres, amigos, alguna chica, familiares... No me imagino mi vida sin ellos, no podría soportar el dolor del alejamiento de alguno de ellos. Cada vez menos coches, aunque creo que esos que quedan son los mejores acompañantes que puedas desear. Estarán allí en los momentos bajos, al igual que en los mejores de tu vida. Te ayudarán a soportar el peso de la vida y tú estarás ayudandoles a ellos. Sé que soy demasiado joven para pensar en estas mierda pero no puedo evitarlo, quizá mi cerebro esté ya demasiado atrofiado por la cocaína y el peyote.

Viajo acompañado por esta carretera pero en mi moto todavía queda un hueco, ¿subes?.