A nada le tengo tanto respeto en esta vida, como a esos enormes secretos que guardamos entre los dos. Aquellos que nos comprometen a los dos y nos hacen depender el uno del otro. Por eso no me sirve de nada expresar mis sentimientos al viento. Ya sabes que todo el mundo y en especial las parejas, intentan aparentar lo que no son. Parejas con las entrañas carcomidas se sostienen en equilibrio sobre una pequeña peana que tarde o temprano será aplastada y demacrada, dejando a luz los vergonzosos secretos que ocultaban el uno al otro. Parejas que fingen la felicidad caminando de la mano por la plaza y por la calle sin ni si quiera cruzar las miradas. Tienen miedo, miedo a la verdad, a que un día se descubra los crímenes cometidos, prefieren echar un polvo y olvidarlo todo, a sentarse y dialogar. Se dicen los típicos "te quieros" mediante las redes sociales, exhiben su "amor" por doquier, todo el mundo debe saberlo (es importante, ¿no?), incluso delante de los pobres mendigos, como dando envidia al resto de los humanos. ¿Envidia?, no hay porque tenerla, es más, deseo tener todo lo contrario a ellos. Son como bolsas de basuras tienden sobre un cordel y chocan cada cierto tiempo, todo acabará desparramándose tarde o temprano. Me voy por las ramas, he perdido hasta el verdadero tema que me ha llevado a empezar esta entrada...
No voy a esmerarme para que todo el mundo lo sepa, qué la gente se ría de nosotros, que la gente piense que estamos mal si quieren, solo tú y yo sabemos la verdadera realidad, vamos a reírnos nosotros de ellos y vamos a seguir susurrándonos nuestros secretos al oído mientras nos abrazamos.
