jueves, 2 de junio de 2011

Regreso

   He vagado sordo, bueno, más bien escuchando las malas lenguas. A pesar de actuar incorrecta y torpemente siempre supe donde estaba mi hogar. Todas las noches atormentadas, una agonía que solo cesaba al despertar de las amargas pesadillas que inundaban mi mente. Deseos de no existir rondaban mi cabeza, pero un sentimiento más potente se alzaba sobre los demás. El más potente de todos ellos. Vuelvo a casa, allí donde todo empezó y donde sé que dejé mi corazón mientras recorría los límites del mundo. Ahora más que nunca y cada vez más, siento que esto es para siempre, deseo que sea para siempre, ansío que así sea. Pasarán los años, pasarán las décadas y yo seguiré aquí iluminado y abrigado por tu aura. Bajo tu protección, encaramado a ti como si fueras el mismísimo árbol de la vida. Y permaneceré allí hasta el día en que mis brazos pierdan toda su fuerza y el peso muerto de mi cuerpo se deje caer. Por favor, haz que tus vigorosas ramas sostengan toda mi anatomía, hasta el día en que el desolador otoño seque y haga quebrar tus brazos precipitando mi cuerpo al frío y áspero suelo. Y aún así, después de mi final, seguiré comiendo de tus frutos y bebiendo de tu rocío aunque yo ya haya dejado de existir, lo prometo.


No me resulta difícil expresar lo que siento de forma enigmática, lo difícil es que vuestras deterioradas y maduras mentes logren descifrar el sentido de mis enrevesadas palabras. 
Quiero ser tus ojos y entrar en tu alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario